lunes, 6 de diciembre de 2010

Doctrina Kardecista, modelo conceptual, de Jaci Regis (II)

(*) Recordar que el subrayado es mío.
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Doctrina Kardecista

Modelo Conceptual (reescribiendo el modelo espirita), de Jaci Regis

(por David Santamaría, Centre Barcelonès de Cultura Espirita “CBCE”)
Publicado en Flama Espirita Nº 138 – Año XXX ~ Oct./Dic. 2010)

(Comentarios iniciados en F.E. 137)


1. Consideraciones generales
DOCTRINA KARDECISTA (en adelante D.K.) - “El conjunto de ideas, concepciones, creencias, normas y directrices morales, establecen un modelo que, aceptado o impuesto, construye una consciencia, un modelo por el cual las personas y las colectividades se guían y actúan.
Hay el modelo cristiano, constituido por los fundamentos del cristianismo, establecido por la Iglesia Católica, el cual se tornó la directriz, la consciencia moral de la sociedad occidental. Igual que hay modelos de todas las creencias religiosas en todas partes de la Tierra.
Hay el modelo materialista que desarrolla la filosofía existencial y reduce el ser humano al cuerpo y no tiene pretensión alguna de explicar las razones de la vida.
El Espiritismo también constituye un modelo que posee su visión del hombre y del mundo. Sin embargo, debido a las influencias de las ideas cristianas, en la práctica, ese modelo se deformó y perdió el eje de su originalidad. El movimiento espirita brasileño que asumió la responsabilidad de mantener el legado de Kardec sucumbió a la presión de la cultura y de las ideas católicas, debido a la adhesión de personas estructuralmente ligadas a los cultos cristianos.
COMENTARIO DE FLAMA ESPIRITA (en adelante F.E.) - Parecería ser que el árbol del Espiritismo se trasplantó a Brasil a causa de la desatención europea a esta extraordinaria idea (después de las grandes guerras que asolaron este continente), según dicen algunos espiritistas, encarnados y desencarnados, de aquel país. Sin embargo, pensamos que “El Legado de Kardec” no es patrimonio de nadie en particular y sí, sin duda, de cualquier espiritualista reencarnacionista y librepensador. El librepensamiento es la base en la que nos apoyamos, en la que debemos apoyarnos, todos los que pretendamos degustar ese “legado” de Kardec. Sin embargo, a veces, es probable que no seamos conscientes de lo que realmente significa ese vocablo. Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE, en adelante), librepensamiento es: “Doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural”. Lamentablemente, esa presión del contexto cristiano puede llevar al Espiritismo a caer en lo sobrenatural (baste como botón de muestra esa creencia más o menos extendida, desde hace muchos años, de la condición de no engendrado por parte de aquel eminente espíritu llamado Jesús de Nazareth). Por ello, cualquier concepto que sobrepase la “naturalidad” de la doctrina debería ser erradicado de la misma. No debe olvidarse que, para Kardec, el Espiritismo era preponderantemente una ciencia, y las ciencias deben tocar con los pies en el suelo y apartarse de fantasías más o menos bienintencionadas.
D.K. - “Dos factores contribuyeron a ello: la absorción total del sentido y del lenguaje del evangelio cristiano sin la liberación del aparato místico y la pretensión de Allan Kardec de considerar al Espiritismo como la tercera revelación de la ley de Dios, dentro de la cultura cristiana.
F.E. - ¡Es curioso! A pesar de que para Kardec, el Espiritismo era una ciencia, no consiguió –o, no pudo, tal vez, por el contexto histórico netamente cristiano en que vivió- desvincularse del entorno religioso. La adscripción del Espiritismo a la sucesión de revelaciones judeocristianas, probablemente, no fue de las mejores ideas del Maestro de Lyon. Y no precisamente por la palabra revelación en sí misma (ya que literalmente significa “la manifestación de una verdad secreta u oculta (RAE)”, sino por vincularla con las revelaciones de Moisés y de Jesús. “Manifestaciones de verdades ocultas” ha habido más, no podemos olvidar, por ejemplo, a Sócrates (mencionado ampliamente por Kardec en la Introducción de “El Evangelio según el Espiritismo” o Buda (no mencionado en ninguno de los siete libros de Kardec). Pero, no por todo lo dicho dejaremos de recomendar ese lúcido texto kardecista, “Caracteres de la Revelación Espiritista”, que constituye el capítulo primero de “La Génesis”.
D.K. - “Incapaz de crear un lenguaje propio frente a la presión milenaria de las tesis cristianas, el modelo espirita recibió en consecuencia y a lo largo del tiempo, una importante influencia de los conceptos católicos. Al ser transformada en una religión cristiana, la doctrina sucumbió en gran medida a la presión del catolicismo, perdiendo la originalidad que debería convertirlo en una opción para la humanidad. Aunque, en verdad, elaborado dentro de la cultura cristiana, el modelo espiritista niega el modelo cristiano.
F.E. - El Espiritismo no necesita aliarse con las religiones (cosa que, por otra parte, ellas no pretenden en ninguna manera) para “convencer” a sus simpatizantes de la bondad de sus buenas ideas. El Espiritismo, a pesar de su mala reputación, es una de las máximas contribuciones filosóficas de la historia de la humanidad; por ello, el Espiritismo debe serlo a secas, sin adjetivos, como propugnaba José María Fernández Colavida (pionero espiritista español). El Espiritismo es importante por sí mismo; presenta una contribución filosófica y moral que perfectamente puede considerarse desvinculada de cualquier religión. Sin embargo, el Espiritismo ni quiere ni puede desvincularse de las buenas ideas de los Espíritus superiores que han dejado su preclaro ejemplo encarnando en la Tierra, como es el caso del filósofo por excelencia (como le definió Carlos Brandt), Jesús de Nazaret, que no Jesucristo.
D.K. - “Ese camino, sin embargo, no fue de ninguna manera postulado por Kardec. Él pretendió que el Espiritismo fuese al mismo tiempo, científico, o sea, que tuviese un pensamiento crítico, no dogmático, mantenido dinámicamente actualizado y que desenvolviese un sentido humanista.
F.E. - A veces, da la impresión, que determinados sectores del Movimiento espiritista piensan que el Espiritismo está totalmente desarrollado. Afortunadamente, Kardec era consciente de que esta doctrina tenía que actualizarse regularmente: “En filosofía, como en política, en sociología o en religión, seguir o no seguir el movimiento progresivo es cuestión de vida o muerte” (Obras Póstumas, “Constitución del Espiritismo”, apartado VII)
D.K. - “Con esta propuesta, la Doctrina Kardecista intenta la recuperación de la identidad de la obra de Allan Kardec. La reflexión sobre los fundamentos del Espiritismo exige el ejercicio de la crítica y de la responsabilidad. Por no ser estáticos, la revisión del lenguaje y la actualización de los conceptos se hace indispensable de manera que se cumpla lo que él propuso:
El principio progresivo que ella escribe en su código será la salvaguardia de su perpetuidad, y su unidad se mantendrá precisamente por no reposar en el quietismo.” (Obras Póstumas, “Los cismas”)
F.E. - Es cierto que se necesita una revisión del lenguaje empleado por Kardec, revisión que debería concretarse en una actualización del sentido vigente de determinadas expresiones; por ejemplo, cuando Kardec dice que el Espiritismo se ocupa de temas graves, probablemente, hoy, se traduciría grave por importante. En cuanto a la actualización de conceptos, pensamos que los criterios expuestos por Kardec, en su mayoría, son perfectamente actuales. Se necesitaría, como ya apuntábamos en nuestro anterior comentario (F.E. 136), un enfoque espiritista racional de temas que en tiempos del profesor Rivail, o no tenían la relevancia de ahora (p.ej. la incineración de cadáveres), o no existían todavía (como la utilización de células madre).
2. El modelo cristiano
D.K. - “En la revelación cristiana es filosóficamente fundamental, básico, el concepto de una caída original del hombre en el comienzo de su historia, y también el concepto de un Mesías, un reparador, un redentor. Son conceptos indispensables para explicar el problema del mal, racionalmente preeminente y racionalmente insoluble. La solución integral del problema del mal vendría únicamente del misterio de la redención por la cruz, complemento necesario del misterio del pecado original.
El trecho anterior, transcrito de una web católica, indica la naturaleza del modelo que la Iglesia Católica creó y que a lo largo del tiempo consolidó toda una cultura sobre Dios, la vida y la muerte, la naturaleza y el destino de las criaturas humanas en la sociedad occidental.
Ese modelo creó una visión del universo, de la naturaleza de las cosas y de la vida humana, que se estereotipó como el primado de la verdad revelada.
Las colectividades y las personas pasaron a girar en torno de esa visión, y cuando tienen que afrontar los problemas esenciales de la vida, reaccionan espontáneamente dentro de esos principios cristalizados.
No obstante el desgaste que ha sufrido, y el hecho de que se han presentado nuevas ideas y que los fundamentos del modelo han sufrido cuestionamientos de peso, él permanece como un residuo cultural y mental. Por eso, establecidos los parámetros, la Iglesia siempre fue contraria al progreso, persiguió a los que contrariaron sus postulados, incluyendo científicos, filósofos y pensadores.
La verdad monolítica se mantuvo durante siglos y continúa siendo la expresión de la verdad para millones de personas. Eso, a pesar del surgimiento de nuevas ideas, el avance de las investigaciones y de lo insostenible de las ideas perpetuadas. Las creencias religiosas ignoran el progreso y continúan actuando y pensando como antaño.
La estructura del modelo cristiano parte de dos vertientes: la acción divina sobre los seres humanos y la idea fundamental del pecado. Esas vertientes acaban por envolver a cada persona, en la medida en que ella se torna frágil por el dolor, por el sufrimiento o por la angustia respecto de su porvenir, dentro de los límites rígidos de la vida entre la cuna y la tumba. Según este modelo, todos son pecadores, Dios está lleno de amor, pero también de venganza.
F.E. - Y todo ello por una incorrecta interpretación de la Realidad Divina. Realidad que el Espiritismo está lejos de comprender en su totalidad; pero, sí que promueve un acercamiento más lógico y racional a la acción de la Divinidad a través de la comprensión de que Ella actúa mediante leyes perfectas que amparan perfectamente a sus criaturas. El Espiritismo nos ayuda a encajar mejor la Acción Divina con el contraste de la aparente injusticia reinante en nuestro planeta. Y ese encaje se arbitra gracias a las leyes de progreso y de justicia universal, sustentadas por la realidad reencarnacionista.
D.K. - “Aunque a lo largo de la historia las filosofías materialistas y nihilistas siempre negaron el modelo cristiano, la principal oposición actual a ese modelo viene de la ciencia, aunque pese a que su interés en desmontar las afirmaciones de la Iglesia, principalmente en lo que atañe a las cuestiones relacionadas con la naturaleza del ser humano y su comportamiento, se base en una visión completamente organicista.
F.E. - A pesar de esa vertiente más bien materialista de la ciencia, estamos convencidos de que será ella la que, tarde o temprano, acabe demostrando la existencia de ese principio inteligente, que es el espíritu.
D.K. - El pecado original sobrevive en la filosofía cristiana. Jehová, el dios judío avanza en el fondo de la idea de un dios de amor y misericordia.
Frente al futuro después de la muerte, la Iglesia mantiene el mismo pensamiento acerca del cielo y el infierno, la naturaleza mala de la persona y la necesidad de salvación y redención, así como de un Salvador.
F.E. - Una correcta comprensión de la Acción Divina nos lleva a entender que no se necesita en ninguna manera la actuación de un Salvador. No necesitamos nadie que nos salve, porque nadie está perdido, sino que absolutamente todos estamos bajo la protección eficaz de la Ley Natural. Por eso, en Espiritismo, no cabe -como a veces se puede encontrar en algunas comunicaciones medianímicas- el menor atisbo de “salvacionismo”.
D.K. - “Súmese a eso el alcance de la geopolítica mundial, la influencia de las religiones orientales y del Islamismo y veremos que todos los modelos religiosos, con sus aspectos específicos, son incapaces de dar una dirección, de ayudar a crear una forma de respeto recíproco y de fraternidad básica entre las personas.
F.E. - Ciertamente les falta el entendimiento del concepto reencarnacionista, el único que realmente nos iguala a todos, y nos lleva, forzosamente por la acción del dolor y del aprendizaje, a comprender que el respeto a uno mismo y a los demás es la base de la fraternidad universal.

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